Estamos ante una de las siete auténticas cervezas de abadía, elaborada en un monasterio trapense.
Es una cerveza muy compleja, con multitud de matices. Se debe beber a una temperatura de entre 12 a 14 grados pero, sobre todo, se debe beber con calma, a tragos pequeños, a modo de degustación para apreciar todas sus peculiaridades.
Lo primero que se percibe al tirarla es su aroma frutal, con toques a platano, y su densa y cremosa espuma, muy adherente, que nos acompaña hasta el final. Su color es anaranjado (melocotón turbio). Cuando entra en boca sentimos trazos afrutados que se disipan rápidamente dejando paso a un intenso amargor (con sabor a nueces y frutos secos) que se acentúa a su paso por la garganta. Sin embargo, el postgusto es mas agradable ya que notamos otra vez los trazos afrutados del principio.
Es una cerveza densa, compleja y excesivamente cara, llegando a triplicar en precio a otras auténticas abadías.
%ALCH. 6.2
SABOR 7
COLOR 8
CUERPO 7.8
PUNTUACION FINAL 7.6
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